LIEBRE
COMÚN
(Lepus
Europaeus)
La liebre es más nocturna que diurna, aunque en verano se la encuentre en el campo antes de la puesta del sol y en las primeras horas de la mañana. Abandona muy a disgusto los lugares en que ha nacido, y sólo suele hacerlo por necesidades de alimentación y cuando se siente impulsada a buscar compañía. Asimismo prefiere los sitios tranquilos y seguros y no duda en alejarse de aquellos en donde es perseguida. Fuera de la época del celo, pasa el día durmiendo o dormitando. Detalle muy característico en ella es que no se encamina nunca en dirección rectilínea a su escondrijo, sino haciendo zigzag, saltando de un lado para otro, finalmente, de un brinco, alcanza el lugar elegido para reposar. La yacija es suficientemente larga y ancha para ocultar al animal casi por completo; en ella extiende las patas delanteras, sobre las que apoya la cabeza con las orejas dobladas, y repliega las posteriores, dejando ver tan sólo la parte superior del dorso. La gran velocidad que desarrollan las liebres en la carrera se debe, en gran parte, a que sus patas posteriores son mucho más largas que las anteriores. Las enormes orejas de este roedor indican que su oído se halla extraordinariamente desarrollado; el olfato es también bueno, pero la vista es algo débil.
La liebre es muy perseguida, tanto por otros animales como por el hombre. La amenazan los carnívoros, las aves de presa y los reptiles, y por su parte el hombre la considera una de sus piezas de caza preferidas. En efecto, la caza de este lepórido, tanto si se efectúa al acecho o por medio de batidas, constituyen uno de los deportes venatorios más difundidos y populares.
De la liebre, además de su apreciadísima carne, el hombre
aprovecha la piel, que se emplea para muy variados usos. En tiempos antiguos
se utilizaban los pelos, la grasa, la sangre y hasta los huesos y los
excrementos, pues se creían que eran poderosos remedios medicinales.
De la liebre se han llegado a contar las cosas más fantásticas;
por ejemplo, que podía cambiar de sexo a voluntad. La liebre es
un animal timidísimo, siempre huraños y recelosos.
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